domingo, 4 de abril de 2010

Soneto a una muchacha bella

a natalia
Camina con el alma en pena
hacia el piélago de ojos rotos
y ahogar esos besos devotos
que la traición convirtió en condena

ultramar de su mundo, almena
esa barca de orgullo ignoto
bregando hasta arribar el hoto
furiosa como la ola barrena

pues su enante corazón depura
desata el oprobio altanera
dádiva en sonrisas se desvive

tal es su manto de hermosura
más de uno besarla quisiera
uno que confiesa cuando escribe


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