domingo, 16 de abril de 2017

Asilo político




Cada vez 
que arranco
un poema sobre política
termino escribiendo uno de amor
no es fe de erratas 
no no
es una fe ciega de a ratos
tampoco 
es visitar al médico de turno
por un leve cuadro de misantropía
y volver con síndrome de estocolmo agudo
es el río de tinta que desborda pletórico el lápiz 
inflándole el pecho como un signo de interrogación
lloviendo proceloso una nube a punto
¿será que nunca tuve amor por la política
sino (aquí voy) una política del amor?
tan cursi como la derecha latinoamericana
o la izquierda europea suena
el desvergonzado lobby con el sol 
para que te endulce la luna antes de pegarse 
un tiro en el otro ojo cinematográficamente
pasar por debajo de la mesa otro pecadito
y meterte la mano bajo las faldas de la cordillera
esquilmando el fuego de tu corteza destilada
codearse con las estrellas más famosas
la arácnida casiopea la hidrópica osa mayor
conocidas por corromper corazones blandos
confieso que soborno a los árboles
para que soplen a tu favor
engaño al espejo pobre con mi pobre reflejo
así hay millones esperándome afuera
invirtiendo un saco de principios 
en esa ignota bolsa de valores
indudablemente
soy el representante
de esa mayoría silenciosa 
que tiene hambre en los labios y pasa frío en la memoria
se oculta entre las nubes y llueve en los poemas
buscando asilo político de la inquisidora soledad
ucrónicos crónicos en la distopía de la autocracia
locos lindos que también me representan
indudablemente.





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