domingo, 3 de octubre de 2010

Mesa coja



Como esta noche todas y ninguna
si ardiendo me saca su lengua escarchada
y la dispepsia visual envicia las entrañas
sin embargo el lápiz no cae de esta mesa coja
no crepita en el vecino sordo que se queja de mi silencio lánguido
no adorna la nada barroca
traza la cornisa como horizonte

afuera los perros se acunan en nuestra ausencia
adentro la gente hunde el sueño náufrago
arriba el invierno duerme con un ojo abierto
abajo el coloso se esconde en los bolsillos del pintor
mi hermana aprieta la foto familiar a sólo un continente de distancia
mientras mi madre y mi hermano no recuerdan cómo abrazarse

sólo necesito sobarle el lomo al árbol rendido
escarbar en el cementerio del optimismo
rasurarle el hirsuto sobaco a la estatua de la libertad
despojarle las alas a un pájaro estilando al amanecer
dos dedos de frente y dos dedos en la garganta
y vomitar todo todito lo que no me trago

agradezco a mamá por pintarme el mundo en colores
y traspasar el mando al televisor de 21 pulgadas
y traspasar el mando al presidente de 21 pulgadas
no obstante y varios sin embargo
mis hilos vertebrales están oxidados por las lágrimas
que no le inmolé al himno ni al noticiero

agradezco también a papá por ser como la esperanza
arrancó apenas empecé a creer en él
pero aquella pensión alimenticia es obligatoria
de las orejas te obliga a escucharte
a recogerla en la lluvia del arrebol en la copa derramada por dos cuerpos
a cobijarte en el mantel blanco de la infancia con un sol girándulo
aunque la apuñale cada braceo del reloj
tengo ríos de sangre que nadie quiere reconocer para abastecerla
esos que inundan el arrabal en cada invierno de la nostalgia
y sólo por si acaso
una rosa florece en la boca de la estatua que no pondrán

aunque a veces esta puerta no me lleve a ninguna parte
y mi ventana dé a la mente de Schopenhauer
y el balcón al abismo enrejado
las bisagras del espacio son frágiles e infinitas
y el rincón siempre tiene la mejor vista

la noche es un asesino en serie qué puedo decir
la muerte baja peldaño a peldaño lenta y sorpresiva
y el amor lo aplasto con un libro de bukowski
solo aquí
como un elástico entre la espada y el bastón
sigiloso cual serpiente que asoma desde el polvo
abriré los brazos como un atril del cielo
mestizo de sol y luna
para empezar la cuenta regresiva hasta uno



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